Descripción
Temperatura media o alta
Pleno sol o sombra ligera
Cualquiera, ligero, incluso calizo
Riego regular
Hoja caduca
Flor: abril-junio
Cápsulas dehiscentes
La copa de color rosa pálido de este pequeño árbol forma parte del paisaje de primavera de las costas, marismas y riberas de agua dulce del Mediterráneo. El taray, tamarisco, tamariz o tamarisc es muy habitual en las playas, ya que vive bien en los terrenos salobres, incluso empapados de agua (es hidromorfo), y junto a los estanques. Emite pequeñísimas flores rosa pastel o blancas en la madera del año (nueva) antes de que broten las hojas. Se adapta a situaciones climáticas muy diversas, incluso al frío intenso (-29º, zonas 5-10), el calor fuerte y la sequía. No necesita cuidados especiales. Puede alcanzar entre cinco y ocho metros de altura y crece rápidamente.
Estructura, follaje y raíz
Por sus ramas finas y flexibles, la silueta de este tamarisco recuerda un gran arbusto o un árbol de porte llorón y aspecto plumoso. Sus pequeñas hojas verdeazules en forma de pequeñas escamas se imbrican recubriendo por completo las ramillas, que recuerdan las de los cipreses. A través del follaje esta planta expulsa el exceso de sal en forma de minúsculos cristales. La corteza del tronco y las ramas viejas es parduzca y agrietada. Cuenta con un sistema radicular pivotante que puede profundizar varios metros en busca de agua, y otro más superficial, que se extiende horizontalmente y le permite producir retoños.
Flores
Sus minúsculas flores (2-3 milímetros) de cinco pétalos son de color rosa claro y tienen cinco estambres en el centro. Surgen agrupadas en forma de densas espigas cilíndricas entre abril y junio. Los frutos son cápsulas dehiscentes que contienen semillas provistas de un penacho.
Cultivo y cuidados
Su situación ideal es a pleno sol, lo que asegura una copiosa floración. Se adapta a todo tipo de suelos, incluso calizos, aunque los prefiere ligeros. Es capaz de vivir con los pies mojados durante algunos periodos del año y quedarse sin agua en el verano. No requiere mantenimiento y se puede podar al final del invierno para darle forma.
Usos
Es ideal para los jardines en primera línea de costa por su tolerancia al ambiente salino, tanto como ejemplar aislado como en alineaciones e incluso setos libres. Su sistema radicular lo convierte en una planta ideal para fijar dunas y taludes en la ribera de los cursos y espejos de agua dulce.